el espacio es un cuerpo
Estoy en el extremo sur de un pais que esta muy al sur y, curiosamente, he tenido que venir hasta aquí para leer un texto de Da Vinci, que dice que “el cuerpo es la medida de todas las cosas”. Tal vez lo único que nos queda al final sea el cuerpo.
Un cuerpo como superficie habitable, una casa, un lugar donde vivir.También una identidad (es lo primero que nos gusta o disgusta de otra persona). Somos cuerpo. Y gracias a eso sentimos todo lo que se puede sentir. Infinitas sensaciones, un roce, un toque en la piel nos hace sentir que podemos ser felices. Siento que el mundo lo entiendo desde el cuerpo. Y con esta conviccion me pregunto:
Y si pensamos que el espacio no es el lugar en lo que habitan los cuerpos, sino un cuerpo en si mismo?
Y si sentimos el espacio no como un entorno, sino como un organismo vivo?
Gracias a la creacion de tantos espacios y a la investigacion que juntos hemos ido haciendo, he comprendido que el espacio sensorial se tiene que crear desde adentro, como un cuerpo que nace desde su interior. Es nuestro cuerpo el que crea, el que da vida a algo que finalmente es casi siempre su propia continuacion, prolungacion.
Creo en el cuerpo como nuestro punto de partida y como nuestro objetivo final. Y siento que el espacio, cualquiera, en cualquier escala, es un cuerpo vivo, un organismo con el cual nosotros, otro organismo, nos podemos encontrar.
El “encuentro” que es posible entre seres vivos, entendido como el momento donde más sentimos. No todos los espacios estan vivos. Solo los espacios vivos pueden hacer posible una experiencia. En ese sentido, todo encuentro es un nacimiento, en el que emerge un recuerdo, una idea, una emocion o cualquier otra forma de vida.
Es por eso que para mí, crear un espacio es crear la posibilidad de un encuentro entre dos cuerpos. El momento donde más sentimos es en el encuentro con otro cuerpo. Por esto el espacio, entendido como un cuerpo vivo, palpitante, con un alma que respira, es lo que trabajo para que se produzca un encuentro con los cuerpos de los viajeros y habitantes.
Cuando construyo un espacio sensorial, construyo un organismo vivo, un organismo que vive, que se transforma dia a dia, de temporada en temporada, y que muta con cada experiencia de los viajeros.
Uno, como habitante, hace la camara y “la camara te hace a ti”. Esto he aprendido, y eso es solo posible en un espacio vivo, en un cuerpo que te provoca, te incita y te transforma. Emociones, recuerdos, olores, luces y ombras, equilibrios, flujos, energias que entran y salen, que se mueven. Cada encuentro crea vida y movimiento.
El espacio como todos los cuerpos vivos, tiene su pasado, su memoria, su respiro presente y una expectativa de lo que vendrá. Cuando lo hacemos bien, parece como si el espacio estubiera preparandose y adaptándose continuamente a otro cuerpo: el del viajero.
Creo que en parte esto tiene que ver con el centro de energía, el imaginario, y los límites o las formas que esta adquiere. Mientras mas abiertos los limites y mas autentico el imaginario, mas vivo el espacio.
Pero de esto último no estoy tan segura. Hay que seguir investigando.